10 maneras de aprenderme las notas en la guitarra
Es muy común ver guitarristas que no se conocen las notas del diapasón de la guitarra quizás no se vea como un problema, sin embargo su utilidad radica en la necesidad de hacer música con el instrumento ya que si bien podríamos aprendernos ciertos patrones de escalas a través del diapasón puede que no sea lo ideal a la hora de acabar frases y podríamos acabar haciendo algo no tan musical, por ejemplo, ubicar acordes con la fundamental siempre en la misma cuerda, o resolver frases melódicas en las mismas zonas, por no saber o disponer de otras opciones.
Una vez nos aprendemos las notas de la guitarra, este se transforma en un mundo de posibilidades, aunque no lo parezca es mas fácil hacerlo de lo que nos imaginamos por eso aquí te comparto unas 10 estrategias que puedes usar para conseguirlo:
1. Empieza por tomar algunas referencias.
a) Las cuerdas al aire y en el traste 12 delimitan la extensión de la octava. Aunque resulte obvio, empieza por tener claro que solo hay que memorizar 12 trastes. A partir del traste 13 el diapasón repite el mismo esquema. Todos los conceptos aquí descritos se pueden aplicar por igual a los trastes 0 a 12 y 13 a 24.
b) Las notas del traste 5 se utilizan como referencia para afinar cuerdas más agudas, a excepción de la 2ª que se referencia en la 3ª en el traste 4, por el desfase en esta cuerda en la afinación estándar.
1. Empieza por tomar algunas referencias.
a) Las cuerdas al aire y en el traste 12 delimitan la extensión de la octava. Aunque resulte obvio, empieza por tener claro que solo hay que memorizar 12 trastes. A partir del traste 13 el diapasón repite el mismo esquema. Todos los conceptos aquí descritos se pueden aplicar por igual a los trastes 0 a 12 y 13 a 24.
c) El traste 7 de todas las cuerdas tiene la misma nota que la cuerda más grave contigua. Por ejemplo: el traste 7 de la quinta cuerda es un Mi, igual que la sexta. La excepción está en la cuerda 2 que se desplaza hasta el traste 8 para igualar el tono de la cuerda 3 al aire.
d) Utiliza los patrones de octavas a lo largo del mástil para identificar por asociación ciertos nombres. Por ejemplo el patrón que se forma al tocar la nota Mi en el traste 7 de la quinta cuerda y en el traste 9 de la tercera.
2. Nombra notas naturales en una sola cuerda.
Toca al mismo tiempo que recitas el nombre de cada sonido. Si las entonas, además estarás entrenando tu oído.
a) En sentido ascendente y descendente.
b) Aleatoriamente.
3. Añade alteraciones progresivamente.
Una vez te sientas cómodo con las 7 notas naturales, añade un sostenido o un bemol cada vez, de forma progresiva. Por pura asociación, no tardarás en identificar la nota un traste adelante (#) o atrás (b). Utiliza para ello las tonalidades en el ciclo de quintas para los sostenidos y el ciclo de cuartas para los bemoles:
Ciclo de quintas: Sol mayor (1#), Re mayor (2#), La mayor (3#), Mi mayor (4#) Si mayor (5#) y Fa# mayor (6#).
Ciclo de cuartas: Fa Mayor (1b), Sib mayor (2b), Mib mayor (3b), Lab mayor (4b), Reb mayor (5b) y Solb Mayor (6b).
Asciende y desciende por el mismo traste nombrando cada sonido. Primero en orden, después aleatoriamente. Esta práctica es más complicada que la de una sola cuerda, ya que no dispones de referencias cercanas en las que apoyarte. Precisamente por eso es un gran trabajo. Una variante de este ejercicio consistiría en hacerlo combinando dos, tres o cuatro trastes diferentes. Si también estás entonando los sonidos, comprobarás que es bastante menos intuitivo, pero un gran ejercicio para tu oído. Adapta la dificultad a tus posibilidades actuales.
Nombrar notas sin apoyarte en ninguna referencia, requiere más habilidad, pero solidificará tu conocimiento del instrumento.
Toca patrones que conozcas bien y muévelos a diferentes zonas del mástil, nombrando una a una las notas contenidas. Asegúrate de no recitar mecánicamente una fórmula que ya sabes de memoria, identifica cada cuerda y traste con su nombre.
Cuando llevas mucho tiempo tocando ciertas frases, las has interiorizado de tal manera, que no tienes que pensar en nada. Esto es algo positivo y totalmente deseable. Es por tanto una buena estrategia aprovechar esa facilidad técnica y visual, complementándola con la identificación de cada sonido.
Esta idea puede ser tan complicada de llevar a cabo, como lo sean tus melodías improvisadas. Empieza por limitarte a improvisar utilizando solo una sencilla combinación de notas, como por ejemplo una triada o una escala pentatónica. Trata de ir de menos a más en cuanto a los intervalos que utilices, el ritmo y el tempo.
Una de las ventajas de poder leer solfeo es la identificación de notas en el instrumento. No hace falta ser un profesional de la lectura a primera vista para aprovechar sus beneficios. Las melodías sin apenas ornamentos de los standards del Real Book pueden ser un buen punto de partida si estás empezando con ello.
La habilidad de reconocer las notas en el mástil tiene que ver con la memoria fotográfica (identificación), no con la memoria muscular (repetición).
Todos los puntos anteriormente nombrados, son susceptibles de llevar a cabo sin la guitarra en las manos. Algunos son más difíciles que otros, por eso es necesario seleccionarlos y adaptarlos al punto real en el que te encuentres.
Trabajar mentalmente supone varias ventajas:
a) Puedes estudiar en aquellos momentos en que no dispones de tu instrumento.
b) No le restas tiempo a la práctica física.
c) Fijaras mucho más rápida y profundamente la información.
Adquirir esta formación debería estar en la lista de prioridades de cualquier músico. El tiempo empleado en ser capaz de localizar cualquier sonido en cualquier parte del instrumento te recompensará con creces el esfuerzo cada segundo de tu vida como músico.
4. Nombra las notas en un traste.
Asciende y desciende por el mismo traste nombrando cada sonido. Primero en orden, después aleatoriamente. Esta práctica es más complicada que la de una sola cuerda, ya que no dispones de referencias cercanas en las que apoyarte. Precisamente por eso es un gran trabajo. Una variante de este ejercicio consistiría en hacerlo combinando dos, tres o cuatro trastes diferentes. Si también estás entonando los sonidos, comprobarás que es bastante menos intuitivo, pero un gran ejercicio para tu oído. Adapta la dificultad a tus posibilidades actuales.
5. Identifica notas sueltas.
Nombrar notas sin apoyarte en ninguna referencia, requiere más habilidad, pero solidificará tu conocimiento del instrumento.
a) Elige una nota y encuéntrala en todos los sitios donde se halle en el diapasón. Asegúrate de practicar el ejercicio con las 12 notas.
b) Ve aleatoriamente a un traste de cualquier cuerda y nómbralo.
6. Nombra las notas de acordes, escalas y arpegios.
Toca patrones que conozcas bien y muévelos a diferentes zonas del mástil, nombrando una a una las notas contenidas. Asegúrate de no recitar mecánicamente una fórmula que ya sabes de memoria, identifica cada cuerda y traste con su nombre.
7. Toca licks que conozcas nombrando las notas.
Cuando llevas mucho tiempo tocando ciertas frases, las has interiorizado de tal manera, que no tienes que pensar en nada. Esto es algo positivo y totalmente deseable. Es por tanto una buena estrategia aprovechar esa facilidad técnica y visual, complementándola con la identificación de cada sonido.
8. Improvisa nombrando las notas.
Esta idea puede ser tan complicada de llevar a cabo, como lo sean tus melodías improvisadas. Empieza por limitarte a improvisar utilizando solo una sencilla combinación de notas, como por ejemplo una triada o una escala pentatónica. Trata de ir de menos a más en cuanto a los intervalos que utilices, el ritmo y el tempo.
9. Lee partituras.
Una de las ventajas de poder leer solfeo es la identificación de notas en el instrumento. No hace falta ser un profesional de la lectura a primera vista para aprovechar sus beneficios. Las melodías sin apenas ornamentos de los standards del Real Book pueden ser un buen punto de partida si estás empezando con ello.
10. Estudia sin guitarra.
La habilidad de reconocer las notas en el mástil tiene que ver con la memoria fotográfica (identificación), no con la memoria muscular (repetición).
Todos los puntos anteriormente nombrados, son susceptibles de llevar a cabo sin la guitarra en las manos. Algunos son más difíciles que otros, por eso es necesario seleccionarlos y adaptarlos al punto real en el que te encuentres.
Trabajar mentalmente supone varias ventajas:
a) Puedes estudiar en aquellos momentos en que no dispones de tu instrumento.
b) No le restas tiempo a la práctica física.
c) Fijaras mucho más rápida y profundamente la información.
Adquirir esta formación debería estar en la lista de prioridades de cualquier músico. El tiempo empleado en ser capaz de localizar cualquier sonido en cualquier parte del instrumento te recompensará con creces el esfuerzo cada segundo de tu vida como músico.
Espero que les haya gustado esta info les dejo pero no sin antes recordar que se pueden suscribir a este blog para recibir novedades, sigan me en mis redes sociales y si te gusto este post comparte y deja un comentario.
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